Los días en los Llanos son muy diferentes a aquellos propios de las elevadas montañas Andinas en donde la Fundación AndígenA desarrolla el grueso de sus actividades en pro de la conservación ambiental. En los Llanos el sol se da el lujo de iluminar el paisaje por más tiempo, colaborando con su luz al surgimiento de idílicos matices que decoran el paisaje en forma extraordinaria. Los Llanos Venezolanos son una de las ecorregiones mas biodiversas del planeta, pero como la mayoría de las últimas reservas naturales del trópico americano, su futuro se encuentra amenazado por la falta de conciencia del Hombre en torno a las necesidades de conservación.
En un apartado rincón de esta ecorregión llamado San Vicente, en el estado Apure, desde hace algo más de una década se viene desarrollando una modesta actividad turística cuyo principal atractivo son la contemplación de los paisajes llaneros y de la biodiversidad. Esta actividad ha sido emprendida por una operadora turística comprometida con la conservación de la naturaleza: Arassari Trek. En esta empresa trabajan como guías especializados en observación de la fauna silvestre, varios integrantes de la Fundación AndígenA. Así fue como un buen día surgió la idea de emprender un trabajo mancomunado que propiciara la sensibilización ambiental entre los habitantes de San Vicente y cuyo propósito a largo plazo es comprometerlos a resguardar su extraordinario patrimonio natural.
Entre los días 10 y 13 de Mayo del año en curso, Denis Torres, César Barrio y Roger Manrique, todos integrantes de la Fundación AndígenA, emprendieron un largo viaje desde la ciudad de Mérida hasta el pueblo de San Vicente a orillas del Río Apure. El propósito de este viaje era el de pintar unos murales con motivos ecológicos y dictar algunas charlas en la Escuela Básica del lugar. En San Vicente todo ocurría como de costumbre, los niños, niñas y jóvenes venían a clases, unos a pie, otros en bicicletas y otros en canoas navegadas por el río Apure. En el campamento de Arassari Trek, tomábamos el desayuno y pensábamos en los motivos a pintar. Todo resultó sencillo una vez que contemplamos los alrededores del pueblo… aquí se respira vida en todas partes… la biodiversidad es extraordinaria. Habíamos oído cuentos de camino acerca de las anacondas, de las toninas o delfines de río, de los osos hormigueros, del temido «tigre» o jaguar y de otros tantos animales. Así fue como Denis Torres quiso reflejar una muestra de esa biodiversidad a través de un mural con estilo de caricatura infantil. Por su parte Roger Manrique se dejó seducir por los atardeceres llaneros y optó por hacer su obra con este motivo.
Durante tres calurosos días, numerosos alumnos y alumnas de la Escuela Básica Federico Schwarzemberg colaboraron con nosotros en el proceso de pintar el mural. Esta acción compartida nos permitió interactuar con ellos con la meta de orientar y garantizar el compromiso de su mantenimiento a largo plazo. Además mientras pintábamos los murales también pudimos intercambiar conocimiento acerca de la fauna representada, permitiéndonos aclarar cierta desinformación entre muchos estudiantes.
Luego de finalizados los murales, se dictaron charlas breves acerca de la importancia del turismo ecológico responsable y de cómo trabajar a favor de la protección ambiental de San Vicente y sus alrededores.
Este tipo de actividades de cooperación en donde la empresa privada, una ONG, un centro educativo rural y el enorme deseo de cuidar nuestro ambiente, es un digno ejemplo de que la conservación es un asunto de todos… Nuestra esperanza es que esos hermosos regalos de la naturaleza en forma de paisajes, fauna y flora, permanezcan por siempre para ser contemplados por las generaciones futuras…